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Por qué el «modo escritorio» y lo de plantear un Android para PC parece una oportunidad perdida para Google

A principios de 2016 instalar Android en el PC de repente tenía sentido. No gracias a Google, sino a una pequeña empresa llamada Jide Technology que anunció Remix OS. Aquel sistema operativo, basado en Android 5.1.1, convertía la plataforma móvil de Google en una que también podía tener sentido en el escritorio.

Aquel proyecto murió, pero hoy en día disponemos de algunas alternativas que tratan de demostrar que esa convergencia entre móvil y escritorio es posible. Samsung DeX y el modo escritorio de los móviles de Huawei se han convertido en opciones llamativas. Incluso se rumoreaba un posible modo escritorio oficial en Android, pero todo ha quedado en agua de borrajas y muchos no acaban (acabamos) de entender por qué.

A vueltas con la convergencia

La idea de la convergencia no es nueva. Varias empresas lo intentaron en el pasado y fracasaron. Lo hizo Canonical con Ubuntu Touch, lo hizo Microsoft con Windows 10 para sus móviles (o los de HP, con su Elite X3) y las aplicaciones universales y otras como Samsung y Huawei se han quedado en una propuesta curiosa pero que no acaba de crecer.

Esas propuestas parecieron palidecer ante Remix OS, un sistema operativo derivado de Android que mezclaba las opciones de esta plataforma móvil con elementos propios de un sistema operativo de escritorio. El gestor de ventanas y el propio comportamiento de la interfaz invitaban a pensar que estábamos ante un sistema que podía rivalizar con Windows 10, macOS o Linux. No lo hacía. Al menos, no del todo.

Para empezar, no todas las aplicaciones estaban preparadas para aprovechar esas ventajas: algunas se abrían en ventanas no redimensionables que lastraban la experiencia y confundían a los usuarios, mientras que otras potentes opciones de los sistemas de escritorio se quedaban atrás. Remix OS tenía un rendimiento algo limitado, y las opciones de sus aplicaciones nativasy de la multitarea eran también peores que las de sistemas de escritorio actuales.

En Jide Technologies intentaron ir a más e incluso crearon equipos basados en esta propuesta. Incluso Acer y AOC se lanzaron a la aventura, pero aquella propuesta no cuajó y la empresa acabó abandonando Remix OS como tal para centrarse en empresas. Desde entonces poco o nada hemos oído acerca de un proyecto que ha ido desapareciendo del mapa.

Samsung y Huawei lo intentan, pero tímidamente

El enfoque de Remix OS se quedó por el camino, pero aplicaba un concepto curioso y contrario al que habían adoptado Microsoft y Canonical. Ellos intentaron adaptar un sistema operativo de escritorio (Windows, Ubuntu) a uno que funcionara bien en móviles.

Aquello no funcionó, pero la idea contraria de Remix OS -llevar Android, una plataforma móvil, al escritorio- sí parecía tener más sentido. Hemos visto como es de hecho lo que han aplicado tanto Samsung como Huawei con sus tecnologías para poder disponer de un «modo PC»: cuando conectamos el móvil a un monitor externo, un ratón y un teclado, el dispositivo lo detecta y nos permite cambiar a ese modo escritorio y trabajar como si lo hiciéramos más o menos con un PC de sobremesa.

Las prestaciones siguen sin ser las que proporcionan los sistemas operativos de escritorio convencionales, pero para sesiones de trabajo ligeras dichos sistemas pueden ser sorprendentemente válidos y además nos permiten disfrutar de las aplicaciones de nuestro smartphone con teclado y ratón -lo que en ocasiones es muy conveniente- en lugar de con la interfaz táctil.

Samsung incluso fue un paso más allá y llegó a ofrecer Linux on DeX, convirtiendo a sus móviles en pequeños ordenadores en los que poder trabajar con una Ubuntu básicamente funcional al 100%. La idea era fantástica, pero de repente dejó de existir: Samsung anunció dos años después que no soportaba ya dicha capacidad, en parte por un rendimiento algo más limitado de lo que se esperaba.

Desde entonces ha habido actualizaciones en el soporte de estas características, pero ninguna especialmente notable. Samsung es la que más está invirtiendo en ella y permite desde la última versión hacer que Windows 10 y macOS puedan coexistir con las aplicaciones Android de sus móviles, además de dar soporte a un DeX inalámbrico que ya no necesita de cables.

Ese modo DeX de hecho cobra especial sentido en las tabletas de Samsung, que gracias a dicha opción se convierten en alternativas al portátil al conectarles un teclado con touchpad, un accesorio que los hace competir con los iPad de Apple o con los Surface de Microsoft, pero con una propuesta software propia. Huawei y su modo escritorio es también llamativo, aunque la empresa no lo promociona tanto como Samsung.

Apple está mezclando iOS con macOS lenta pero inexorablemente

Mientras todo esto ocurre, Apple, que parecía no querer mover ficha y siempre ha defendido la validez de su modelo dual (por un lado iOS y sus dispositivos móviles, por el otro macOS y sus Mac) ha ido acercando ambos extremos cada vez más.

La «iosificación» de macOS y la «macosificación» de iOS (o más bien, de iPadOS) son evidentes desde hace años: características como el Dock o el explorador de ficheros de iPadOS (por no hablar del soporte de ratón) y los nuevos widgets e interfaz de macOS BigSur demuestran esas transiciones mixtas.

Esos procesos podrían ir a más, sobre todo ahora que Apple abandona los chips de Intel en sus Mac para pasarse a sus propios chips basados en la arquitectura ARM. Esas futuras máquinas van a estar basadas en macOS, pero habrá diversas herramientas (como Catalyst, la virtualización o Rosetta 2) que permitirán que esa transición hardware sea suave.

La pregunta es si todo esto nos dirige hacia un futuro en el que un iPhone pueda convertirse en un Mac. El concepto es en parte una realidad con los iPad, que nacieron con el sambenito de ser un «iPod grande» y han acabado queriendo ser mucho más con el iPad Pro y su nuevo enfoque a la productividad. El sistema operativo iPadOS es quizás el mejor indicio de ese posible futuro, pero de momento parece difícil que Apple vaya a dar un paso tan radical.

¿Por qué Google no mueve ficha?

Y mientras me encuentro con una Google en la que el modo escritorio parece una idea que viene y va. Se habló mucho de cómo se iba a implementar en Android 10, e incluso vimos terminales como el LG V50 que implementaba esa opción.

Aquella opción acabó ocultándose a los usuarios, y no se ha vuelto a hablar del tema por parte de Google, que tiene preparadas otras novedades en Android 11. Esta plataforma llegará de forma oficial a algunos terminales en otoño, pero de nuevo sin que parezca haber referencias a un hipotético modo escritorio.

¿Cuál es la razón de que no exista soporte para esa opción? Es cierto que Google tiene en Chrome OS una alternativa a Windows 10 o macOS, pero lo es de forma muy limitada, poco accesible fuera de los fabricantes que lo ofrecen. Es cierto que en realidad cualquiera puede instalarlo a través de Chromium OS o de propuestas comerciales como CloudReady, pero de nuevo no es una opción especialmente extendida.

Lo que sí está extendido es el uso de Android: su cuota de mercado a nivel global es aplastante, así que, ¿por qué Google no aprovecha esa inercia para contar con un «Android de escritorio»?

La cosa tiene aún más sentido si tenemos en cuenta que con el movimiento de Apple puede que otras propuestas basadas en micros ARM acaben tratando de plantear alternativas al mundo «Wintel». No parece difícil pensar en un mundo alternativo «ARMdroid» que aproveche toda la riqueza del catálogo Android a golpe de ratón y teclado, así que la pregunta sigue en pie:

¿A qué esperas, Google?