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Estados Unidos reconoce por primera vez que el coronavirus se transmite por el aire: qué significa y qué implicaciones tiene para nosotros.

Este fin de semana, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la máxima autoridad epidemiológica del país, acaba de reconocer oficialmente que el coronavirus se transmite por el aire. Las mismas indicaciones señalan que «se piensa que es la forma principal de propagación del virus»; no obstante, por el lenguaje usado, hay cierto debate entre los especialistas. Sea como sea, es la última entrega de una larga polémica entre científicos, técnicos y autoridades de todo el mundo por entender con exactitud los mecanismos que usa el SARS-Cov-2 para difundirse.

El reconocimiento por parte del CDC constituye todo un espaldarazo a los que defienden que la importancia de los aerosoles (pequeñas partículas que pueden estar en el aire más tiempo que las gotas de flujo) en la transmisión del virus. Pero ¿Qué significa exactamente esta decisión y qué implicaciones tiene en nuestra vida cotidiana?

¿Qué ha dicho exactamente el CDC?

En su última actualización, el CDC ha cambiado significativamente su explicación sobre cómo se transmite el virus. Hasta el 18 de septiembre, hablaba del contacto directo y de las gotitas de flujo que producimos cuando tosemos, estornudamos o hablamos» como las formas principales de difusión. Sin embargo, en su actualización del 18 de septiembre se dice que las vías de transmisión más comunes son:

A través de gotitas respiratorias o pequeñas partículas, como las de los aerosoles, producidas cuando una persona infectada tose, estornuda, canta, habla o respira:

  • Estas partículas pueden inhalarse por la nariz, la boca, las vías respiratorias y los pulmones y causar infección. Se cree que esta es la forma principal de propagación del virus.

Como reconocen partidarios y detractores de la teoría de los aerosoles, el lenguaje elegido se presta a la confusión y, de hecho, en las últimas horas podemos encontrar a expertos convencidos de que se ha reconocido el papel principal de los aerosoles y aquellos que creen que no. Aunque en una primera lectura parece que ese reconocimiento es expreso, hay argumentos interpretativos válidos en ambos lados del debate.

Lo cierto es que es difícil saber si el CDC ha elegido cuidadosamente el lenguaje utilizado y lo mantendrá o si se modificará en las siguientes actualizaciones que hace regularmente. Hasta entonces, sería aventurado afirmar una cosa o la otra. No obstante, de lo que no cabe duda es que en Centro de Control y Prevención de Enfermedades ya reconoce abiertamente que el virus se transmite por el aire; algo que, hasta ahora era reticente a hacer o consideraba solo una posibilidad lejana.

¿Qué significa esto?

De entrada, la primera implicación es que se va reconociendo poco a poco que la transmisión aérea tiene un papel más importante del que en un principio se pensaba. Durante los primeros meses de la pandemia, se pensaba que (además del contacto directo) había dos vías fundamentales por las que el virus podía contagiarse: a través del contacto con superficies contaminadas y a través de gotitas de flujo respiratorio. Una tercera vía estaba en discusión: que el virus podía transmitirse a través del aire/aerosoles (es decir, en pequeñas partículas, sin necesidad de gotas).

Como hemos explicado en varias ocasiones, desde muy pronto el debate se centró no tanto en si la tercera vía era posible o no (en general, el consenso científico era que sí se podía transmitir por aerosoles), como en determinar si era una vía importante de propagación. Muchos epidemiólogos (especialmente los de los equipos de la OMS) señalaban que el grueso de los casos se correspondían con una propagación por gotitas de flujo. Por eso, la posición oficial de muchas autoridades sanitarias no se ha movido en los últimos meses.

No obstante, a medida que ha ido avanzando el conocimiento que teníamos sobre el asunto, las recomendaciones de esas mismas autoridades sí han cambiado. De hecho, progresivamente, se han ido adaptando a un escenario «tipo aerosoles» más que a uno «tipo gotitas» hasta el punto de que, aunque el CDC ha cambiado significativamente la posición teórica, no ha movido ni una coma de las recomendaciones prácticas. En lo sustancial, las recomendaciones sanitarias son las mismas que veníamos teniendo.

Entonces, ¿Cómo impacta esto en nuestro día a día?

Efectivamente, no hay demasiadas diferencias entre las recomendaciones técnicas actuales y las recomendaciones de un escenario de aerosoles. Eso no quiere decir que no suponga cambios en las medidas que se han tomado en países como España. Conlleva, por ejemplo, un cambio de énfasis en la realización de actividades al aire libre (todas las que se puedan), en el uso de mascarillas en interiores (mascarillas de la mayor seguridad posible) y en invertir en sistemas de ventilación y purificación del aire (o directamente abandonar espacios imposibles de ventilar correctamente). También cambiar nuestra forma de rastrear (buscando eventos de supercontagio en el apsado del paciente como en Japón, además de localizando contactos estrechos).

Jose Luis Jiménez, uno de los expertos que más han defendido la importancia de los aerosoles, suele insistir en la idea de que, ante un «escenario de aerosoles», los ciudadanos debemos dejar de pensar en el virus como algo que nos llega a través de las toses y los estornudos y empezar a pensar en él como si fuera humo en una habitación. A pensar y a actuar en consecuencia: aireando estancias y utilizando todos los medios a nuestro alcance para purificar el aire que respiramos.

De todas formas, es importante tener en cuenta que no tiene demasiado sentido esperar a que la OMS o cualquier otra institución reconozca ciertas cosas para adaptar nuestra conducta a este tipo de escenarios. Este tipo de medidas no suponen ningún problema en un escenario de gotitas de flujo, por lo que es razonable intentar minimizar nuestra exposición adaptándonos al supuesto que más riesgos conlleva.